Ser creadora de contenido no se trata solo de sumar seguidores, se trata de crear vínculos reales. Para mí, Melorro, cada live, cada historia de Instagram, cada video tiene una intención clara: construir una comunidad auténtica.

No soy solo un canal con muchos números. Soy una creadora que te habla, que te escucha, que te hace parte de su vida. Mis seguidores no son “seguidores”, son parte de mi mundo. Yo los invito a conocerme, a vivir conmigo cada matcha, cada desvelo, cada idea loca, cada peinado raro y cada anécdota surrealista.

En mis redes encuentras TODO lo que me hace ser Melorro

Mi contenido no es solo para entretener, es para que te sientas parte — porque ser Melorro no es un personaje, es una comunidad donde todos caben, incluso con peinados feos y charales crudos.

Un día subo cómo preparo mi matcha favorito.
Otro día, un get ready with me para una ocasión especial.
Después, un reto extremo con mi hermana o una broma que casi nos hace llorar de risa.
Y sí, también tengo momentos de caos, porque ser yo es eso: mostrarme sin filtro.

Hay tres cosas que me han ayudado a crecer de verdad en redes:

Hacer que la gente hable: Mis videos siempre generan conversación. Desde algo tan random como “probando charales por primera vez”, que se volvió viral porque ¡los probé crudos sin saber! Mi reacción fue 100% real y eso conectó tanto, que se armó una discusión gigante en los comentarios. Y eso me encanta.

No tener miedo a ser yo: Mi contenido no se parece al de nadie. ¿Quién más tiene una serie de outfits extravagantes para la uni? ¿O un vibe tan icónico que hace que te acuerdes de mí como “la niña de la cárcel”, “la de los peinados feos” o “la del chicle casero”? Soy lo que ves, y esa autenticidad es mi mayor diferenciador.

Hacerlo relacionable: Si algo me sale mal, lo comparto. Si algo me hace reír, también. Y eso genera conexión. Todos hemos vivido momentos incómodos o épicos. Y yo te invito a reírte conmigo de todo eso.